Juana Molina fue uno de los #descubrimientomusical (es) más potentes en mi vida. Creo que la descubrí una noche de disonancia y oscuridad, se había ido la luz aquí adentro… (la canción era: DAY ONE: un día voy a ser otra distinta) El video era una una imagen distorcionada de su melena y me sentí identificada, (mi melena es igualita) y toda la noche la escuché como si tuviéramos una conversación, una velada de sintetizadores y palabras dichas al revés.
A través de su música también palpaba mi yo caótico que se desenredaba por los ruidos, disonancias de sentimientos escondidos que se revolvían y salían a la luz en un puente musical que provenía de loops de fraseos de las canciones de Juana. No sé si les pasa, aquí a modo de confesión literaria, varias canciones de Juana se convirtieron en mantras para superar relaciones que parecían patrones que terminaban en agujeros negros y las letras voraces de Molina calcinaban esos sentimientos, ni se imaginan lo que logré escribiendo al ritmo de aquella música, era y es como un vórtice en el que dos mundos paralelos, el de la música y la literatura convergen en un estado de trance simbiótico que detonaron en versos propios, historias que sólo salen a través de la escritura en mi caso.
En definitiva la música es un salvavidas de estados literarios, de la vida a final de cuentas.
¡Si tu tinta corre peligro, es tiempo de convocar la sinergia de un playlist creado por tus instintos y emociones!
💌 PD: Aún confío en Molina y en que un beso llega (guiño-guiño)
💌 PD2: Nos cruzaremos algún día @soyjuanamolina
Juliana Ramírez Plazas
Escritora Cotidiana