👩‍🎤 # 3 P.D. El sueño, la melodía y la medusa

P. D. 3. Querida persona que me lee,
 

Siempre me despierto a las 5 a eme, sin ningún aparato electrónico cercano, mis despertador es el reloj interno de mis gatos que a esa hora me piden que los alimente y luego de ese ritual sonámbulo, escucho los pájaros por la ventana, a esa hora tienen otro tipo de conversaciones y cantos. Luego vuelvo a la cama, con los ojos cerrados, durante esos 20 minutos no los abrí del todo, veía a través de la cortina de mis pestañas que son larguísimas. Me acuesto con dos intenciones: meditar y seguir con la segunda etapa del ritual de mi gata (de Pixel), boca arriba, ella se sube a la cama y luego encima de mi pecho, empieza a ronronear y al unísono empiezo a respirar profundo, me guí a mi misma en una meditación de 6 fases que aprendí hace un par de años y viajó por cada fase viviendo a conciencia todo el camino que visualizó. Mi gata sigue ahí, y como si fuéramos un engranaje, ella termina su ronroneo meditativo, se baja y se acuesto al lado de mi cadera y en el mejor de los casos alcanzó un sueño profundo, me giro hacia ella, la abrazo y nos vamos a un dormitar de una hora, en ese otro viaje sueño acerca de cómo me siento, toda un arquitectura que he diseñado desde chiquita.
 
(En otros casos, después de la meditación, me levanto inmediatamente, aunque siempre me hace falta ese sueño vívido después de meditar)
He tenido dos sueños magníficos estas dos últimas madrugadas de meditaciones, hoy te voy a contar uno de ellos.
 
Soñé que estaba en un gran concierto, en otra Galaxia, tal vez una con un nombre que tenga sabor a fucsia y purpurina. Seguro que en el sueño estuve varios días allí en medio de las ondas sonoras de música muy parecida a la de Sigur Ros con un mezcla del inicio de ésta canción: Standing in the middle of the field. 

En el segmento que recuerdo, estaba a punto de irme del lugar, había ido con un grupo de personas de planetas alternos, (de esos que aún dicen que no existen), de repente escuché la voz de una mujer del planeta azul, no entendía el lenguaje transoceánico que emitía, sin embargo, su melodía atravesó las interconexiones nerviosas y emocionales que muchas veces olvidamos por estar inmersos en tantas pantallas. Me detuvo al escucharla y busqué de qué escenario provenía el sonido, así fue que perdí al grupo con el que había ido.

¡La encontré! ¡Te encontré!
 
Era (es) un mujer delgada, podría decir que un poco más bajita que yo, cabello corto y a esa distancia, con las luces y el fuego del escenario, creo que de un rubio fugaz, tal vez, teñido para el show, estaba vestida de un enterizo negro, con el abdomen descubierto, un traje parecido a los que usan en el festival Burning Man.

El escenario vibraba, estoy segura que la constelación entera moría de ganas por asistir. me dejé llevar hasta que culminó la música con un suspiro colectivo, al que me sumé sin ser consciente de ello. Las personas quedamos como en un trance post canción, en un silencio intergalactico, las luces se apagaron y ella se esfumó.

Tenía la sensación de que mi cuerpo había recuperado su elasticidad, mis rodillas no me dolían y podía moverme como el viento, la melodía había fluido a través de mí, y en el mismo sueño sabía que esa voz la había escuchado o soñado antes. Al rato, en un pasillo gelatinoso, me encontré con la mujer, o más bien ella me encontró, porque me conocía. A los pocos milisegundos, la reconocí de la vida real, aunque nunca nos hemos visto de forma tangible, le seguí la cuerda, pues quién era yo para despertarme en medio de un gran sueño.

Me agradeció por haberme quedado a todo el show y agregó que no estaba segura si yo iba a estar presente y disponible. (No le entendí)

Pasaron varias escenas entre la multitud de personas que la conocían, y cada tanto aparecía que ese oleaje nos iba a separar, pero ella apretó mi mano y logramos escabullirnos por otro pasillo, un laberinto de paredes verticales que se atravesaban unas a otras.
Por fin llegamos a una gran habitación, en la que las personas de un tribu de apariencia humanoide mezclada con una especie de medusas me recibía como si me conocieran de toda la vida,

cuando se dirigían a mí, se convertían en humanos rubios que iluminaban la habitación y cuando hablaban entre ellos y ellas eran medusas con manos que destellaban luces eléctricas. Al rato me di cuenta, que hacía aparte de la tribu, pues Em, la mujer de la melodía, era mi pareja. Es decir, siempre lo había sido, aunque no me había enterado al inicio del sueño.
 

¡Estaba absorta con la noticia!
La habitación estaba compuesta por una especie de camas con colchones de flores fluorescentes muy suaves, podrías acostarte y dejar hundirse en ellas y estarías en un comfort absurdo. las camas se interconectaban, luego noté que no se trataba de una habitación sino de un segmento de un nave nodriza que en sí misma era un planeta y esa “habitación” sólo era el lugar dónde se conectan las medusas para intercambiar saberes. En éste salto inexplicable de tiempo, nació una pequeña medusa, la cual se me encargó a mí criar y cuidar junto a Em.
 
¡Diosas!
Era “sencillo” cuidarla, en la poca práctica que tuve en el tiempo del sueño. Todo consistía en conectarnos las tres por medio de la piel, y de esa manera la pequeña medusa absorbe recuerdos y conocimientos, lo importante era estar presente en el ciclo de crecimiento, atentas, disponibles. Ahí entendí lo que Em me había dicho acerca de estar presente y disponible, ¿entonces la melodía era una especie de apareamiento? ¿cuántas medusas pequeñas nacieron esa noche de show? ¿me había elegido a mí? Luego recordé que llevábamos mucho más tiempo juntas, y las preguntas se disiparon.

Nuestra pequeña medusa creció en un ciclo muy corto, o bueno aparentemente corto al tiempo de la vida real, la vimos crecer y al tomar su forma humana, -pues aquí debemos entender que en el sueño soy completamente humana era posible que la pequeña medusa se convierta en una humana completa-, la medusa se convirtió en un pequeño humano de unos cuatro años, rubio como su madre, aunque largo y frondoso como el mío. Inmediatamente el ritual del nombre se convocó, y todos entorno al pequeño esperamos a que abriera los ojos y emitiera un sonido, por el cual él mismo escogía su identidad.

¡Maravilloso! ¿por qué no se nos ocurrió esto antes? (en la vida real, me refiero)

Nuestro pequeño niño-medusa, abrió los ojos que destellan en un caoba brillante y al abrir su boca diminuta, emitió una melodía que terminaba en una sílaba: Loui.

Más que contenta, me desperté vibrando de la emoción, y repitiendo el sonido de nuestro pequeño niño-medusa.
 
¡Tuve un día extraordinario gracias a ese hermoso sueño!
 
Desde mi universo onírico, quisiera saber si también recuerdas tus sueños, si también los escribes. ¿Cuál fue el último sueño que recuerdas?

Amé escribir sobre éste sueño que navegaba en mi mente hace días. Gracias por leerme.

P.D.(Dedicado a Em, que ya es la tercera vez que sueño y escucho esa melodía de su voz en la vida onírica y en la vida real)

Si te ha gustado esta posdata, puedes compartir el link en tus redes, así más personas que leen podrán disfrutarla.
 Si aún no te has suscrito, puedes hacerlo aquí.
 
 
 
Si quieres borrarte puedes hacerlo más abajo. Pero piénsalo, si sonreíste, estás en el lugar indicado.

Mis queridos hogares:

Casa We & Me lab! y ClemSinOxígeno
www.clemsinoxigeno.com
Créditos:
 
 1. Todas las fotografías hacen parte de Canva